Una de las experiencias que uno no se puede perder cuando visita Italia es disfrutar de un auténtico gelato mientras se pasea por sus calles y monumentos. A pesar de que el helado es hoy un producto muy popular en todo el mundo, el auténtico gelato italiano es toda una institución, parte de su cultura y una dulce delicia a la que nadie se puede resistir.
El término gelato, que deriva del latín gelatus (“congelado”), define a un producto artesanal propio de la gastronomía italiana, diferente a los helados comunes de otros países. El gelato es único en el mundo, pues posee unas características propias con unas recetas tradicionales que han pasado de generación en generación.
Un poco de historia
La historia del helado se remonta a los postres helados servidos en la antigua Roma y Egipto, los cuales eran elaborados con hielo y nieve que eran traídos de las montañas y eran conservados en vasijas cubiertas por paja y enterrados para mantener su temperatura.
Posteriormente en la época del renacimiento, en la Cd. de Florencia, gracias a la familia Medici fue que se dio a conocer una especie de crema fría (quizás algo como un mousse); se dice que el cocinero florentino Bernardo Buontalenti inventó los helados modernos en el año 1565, cuando presentó su receta y sus innovadores técnicas de refrigeración a Catalina de Médici, para su banquete nupcial con el príncipe de Francia Enrique II. Catalina de Medici, a su vez exportó la novedad a Francia.
Sin embargo, la popularidad del gelato entre el público general no creció hasta los años 1920 y 1930, cuando en la ciudad de Varese, al norte de Italia, se desarrolló el primer carrito de helados.
Producto artesanal
Si hay algo que define la calidad del helado italiano es sin duda su carácter artesanal. Los maestros heladeros dominan a la perfección todos los secretos de su elaboración gracias a una formación que comienzan desde jóvenes como aprendices. Por toda Italia podemos encontrar miles de heladerías tradicionales que continúan su labor después de muchas generaciones.
Para los italianos, el helado es todo un símbolo de su cultura. Las mejores recetas pasan de padres a hijos, adaptándose a los nuevos tiempos pero manteniendo siempre la esencia artesanal de su elaboración y la máxima calidad de sus ingredientes.
La importancia del helado es tal que existen numerosas asociaciones profesionales, escuelas y museos, incluyendo la prestigiosa Universidad Carpigiano Gelato.
Materia prima
Para obtener una gama de helados artesanos de gran calidad resulta fundamental tanto hacer una buena elección de las materias primas que más tarde se utilizarán en la fabricación de helados como de las distintas fases de dicha elaboración. Se trata de adquirir las materias primas que se encuentren frescas y que repercutirán de manera directa en el resultado final del producto. Sobre todo en lo relativo a su sabor, a su textura, etc.
La calidad de las materias primas, al fin y al cabo, está íntimamente ligada con el sabor final del helado.
¿Por qué el gelato tiene tanto éxito?
El gelato es simplemente un helado de mejor calidad.
La diferencia radica en el aire y la grasa. Cuando se produce el gelato, la cantidad de aire utilizada es casi la mitad que se necesita para hacer helado. Esto hace que el gelato sea más compacto y rico en ingredientes. Adicionalmente, para hacer gelato sólo se usan productos frescos.
El gelato generalmente tiene entre el 3% y 10% de grasa, lo que representa un porcentaje mucho menor que el del helado (que oscila entre el 10% y 17%).
En otras palabras, el gelato tiene un mejor sabor, es más fresco y más saludable.
Una delicia para todos los paladares
Además de ser muy refrescante y lleno de sabor, el helado es un alimento equilibrado que aporta la justa proporción de proteínas, grasas, azúcares y, en el caso de los sorbetes de fruta, de vitaminas.
Para que todos podáis disfrutar de este placer tan saludable, creamos helados artesanales para los consumidores con particulares exigencias, como los celíacos y los intolerantes a la lactosa.